viernes, 14 de enero de 2011

Salt













Una de las bases para enganchar al público con una película es la empatía con el protagonista. No hablo de simpatía, sino de entender sus motivaciones, y por tanto, conocer su objetivo y el por qué de sus actos. Salt sería una estupenda película de acción si hubiese respetado ese aspecto, que puede parecer menor, pero que no lo es en absoluto.
Kurt Wimmer, guionista de esta película, juega al suspense con, quizás, el único elemento que debería no esconder al espectador, y es precisamente ese, por qué Salt actúa como actúa. Como sabéis la película parte de la premisa de una agente de la CIA, Evelyn Salt, a la que un espía desertor acusa de ser una inflitrada rusa que pretende asesinar al presidente de su país, ella huye asegurando que es víctima de un engaño. Ok. Pues a partir de aquí el engaño será de cara al público. No es que la peli no sea coherente, pero como digo, si no sabes qué pretende el protagonista, e incluso actúa al revés de como esperarías (en más de una ocasión) ¿cómo demonios te metes en su piel? Por mucho flashback que te presenten y por mucho que se hable de la importancia de su pareja, al espectador le pillan por sorpresa casi todos los cambios de actitud del personaje, un efecto sorpresa que obliga a ocultar datos del protagonista, y por tanto, a distanciarse del mismo.

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